MÁRGENES FLORALES: REFUGIO PARA ABEJAS E INSECTOS BENEFICIOSOS

ABC Natural – Biodiversidad. 14/02/2017

Un proyecto aplicado en cultivos agrícolas intensivos permite recuperar once especies de polinizadores endémicos en España que se creían desaparecidos.

Los interrogantes surgidos por la muerte de las abejas siguen abiertos. No hay una única respuesta y desde todos los ámbitos han de ponerse las bases para salvar a estos insectos himenópteros. Un mundo sin abejas supone un gravísimo problema, no solo por la producción de miel, sino lo que es más importante: la polinización de la agricultura. Se calcula que de las cien especies de cultivos que proporcionan cerca del 90% de la comida mundial, más del 70% se polinizan gracias a las abejas.

La comunidad científica e iniciativas de empresas de agro negocios llevan años investigando y buscando iniciativas para recuperar las colonias de estos insectos.

En España, un proyecto llevado a cabo por el entomólogo colaborador del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Óscar Aguado ha permitido localizar en la finca las Primicias, en Águilas (Murcia), un total de once especies de polinizadores endémicos, entre ellas algunas abejas solitarias que tienen un alto valor natural por ser especies altamente polinizadoras.

Esta iniciativa, puesta en práctica en nuestro país en un total de 40 fincas, gracias a la Operación Polinizador, un proyecto que lleva desarrollando Syngenta en la Unión Europea desde hace más de nueve años, consiste en destinar entre el 3 y el 5% de la superficie cultivable a plantar unos márgenes florales en las lindes de los caminos o para separar parcelas, consistentes en flores aromáticas y herbáceas que atraen a estos insectos beneficiosos.

Según Aguado, se busca un equilibrio entre el cultivo y las bandas florales, estas últimas para dotar de hábitat a esta fauna auxiliar. En esta mezcla de plantas su utilizan también las autóctonas de cada zona, destacando entre otras crucíferas, leguminosas y rununculáceas.

El estudio de Aguado en Águilas ha permitido localizar 194 tipos de insectos en dichas bandas multifuncionales, de los cuales 169 son especies polinizadoras, y 55 depredadores de plagas. Entre algunos de los insectos endémicos destacan la Osmia aurulenta o «abeja cortadora de hojas», la Eucera cineraria o «abeja de las flores» o la Scolia carbonaria, algunas de ellas muy escasas en la Península Ibérica. En la finca murciana, perteneciente al grupo G’s España, la Osmia aurulenta y la Osmia caerulescens han sido de las primeras especies en colonizar las cajas nido, indica Aguado.

540 especies identificadas

A nivel de España y Portugal, el estudio de las 40 fincas ha identificado más de 540 polinizadores, de las cuales 42 son especies endémicas. Entre ellas destacan las abejas domésticas (Apis mellifera), diferentes abejorros (Bombus) y dentro de las abejas solitarias, las familias Andrenidae, Megachilidae y Halictidae.

Las abejas crean colonias de insectos beneficiosos por ser depredadores de muchas plagas.

La importancia de una buena polinización, como destaca el entomólogo del CSIC, es fundamental para el cultivo. Por ejemplo, gracias a la denominada «abeja de las flores», un insecto muy robusto que al realizar la polinización por vibración permite una fructificación de semillas y frutos de gran calidad, como ocurre con los frutales de hueso, en especial ciruelo, cerezo y manzano. Asegura Aguado que después de varios estudios se demuestra que estas polinizaciones mejoran la calidad de la fruta, ya que cada árbol produce más cantidad y cada pieza, no solo tiene más peso, sino que su grado de azúcar y fibra es mayor. Estos márgenes florales sirven a su vez para albergar abejas domésticas, aunque el proyecto nació para «proporcionar alimento y refugio a las solitarias y los abejorros», indica.

La importancia de estas bandas florales es doblemente beneficiosa, ya que además de su efecto polinizador, crea también una colonia de insectos beneficiosos por ser depredadores de muchas plagas, como los coccinélidos o mariquitas que se nutren de pulgones, crisopas, míridos o chinches, escarabajos de suelo y numerosas especies de avispas parasitoides que controlan las poblaciones de polillas o mariposas nocturnas.

Con estas bandas florales se reduce al máximo la utilización de fitosanitarios, destaca el responsable de biodiversidad de Syngenta, Germán Canomanuel. Este proyecto trata de aprovechar estas «superficies de interés ecológico -que son obligatorias por la Política Agrícola Común (PAC)- para producir biodiversidad». Asimismo, destaca que el establecimiento de estas cubiertas vegetales ayuda a proteger el suelo de la erosión e impide la escorrentía.

Proyectos e iniciativas como la Operación Polinizador para proteger y recuperar a los insectos beneficiosos, además de tener una labor de divulgación y concienciación entre los ciudadanos, aportan soluciones. Si los agricultores de este país «respetan las lindes de los caminos y fincas y si se colocan cajas nido para abejas solitarias en fincas y jardines, el problema podría reducirse hasta en un 50 o 60%», afirma el entomólogo del CSIC.

Muchas incógnitas

Respecto a la muerte de las abejas, los científicos creen que no hay una única explicación. Diversos factores como el calentamiento global, pérdida de sus hábitats, contaminación, enfermedades, parásitos y pesticidas son algunas causas, o puede que sea el conjunto de todas ellas. Tras una década de incertidumbre se pensó que su desaparición se debía a los insecticidas neonicotinoides que se aplican a la semilla del cultivo. La feroz campaña contra ellos, que terminó con una prohibición de su uso en 2013, no parece haber resuelto el problema. El propio informe de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) no era concluyente y albergaba dudas.

Muchos expertos afirman que es necesario aplicar más estudios de monitoreo. Respecto a su aplicación, como cualquier insecticida, hay que hacerla bajo protocolos de seguridad y no aplicar en la floración del cultivo, asegura Aguado, que añade que en los estudios que se están realizando «en condiciones reales de cultivo no hay diferencias en parcelas tratadas y no tratadas respecto a la salud de las colmenas».

Por su parte, el doctor en veterinaria y patología apícola y asesor de investigación en la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, Mariano Higes, cree que existen otros factores documentados «mucho más determinantes» para explicar la desaparición de las colmenas, como los parásitos Varroa destructor y Nosema cerenae, y también, aunque en mucho menor medida, la avispa asiática. Asegura además que los productores de miel de alta calidad emplean zonas de flores silvestres que se encuentran alejadas de los cultivos que utilizaban este tipo de insecticida.